martes, 26 de febrero de 2008

Ley del Mentalismo



Este Principio encierra la verdad de que todo es mente. Explica que el todo, que es la realidad substancial que se oculta detrás de todas las manifestaciones y apariencias que conocemos con el nombre de "universo material", "fenómenos de la vida", "materia", "energía", etc., en pocas palabras: todo cuanto es sensible a nuestros sentidos materiales, es espíritu, quien en sí mismo es incognoscible e indefinible, pero que puede ser considerado como una mente infinita, universal y viviente. Explica también que todo el mundo fenomenal o universo es una creación mental del TODO, en cuya mente vivimos y nos movemos, tenemos nuestro ser. Este Principio, al establecer la naturaleza mental del universo, explica fácilmente los varios fenómenos mentales y psíquicos que tanto han preocupado a la humanidad y que sin tal explicación no son comprensibles y, además, desafían toda hipótesis científica.
La comprensión de este principio hermético habilita al individuo a conocer y realizar la ley que rige el universo mental y, de este modo, aplicarlo para su bienestar y desarrollo. El estudiante de metafísica puede emplear conscientemente las grandes leyes mentales, en vez de usarlas por casualidad o ser usado por ellas. Con la clave maestra en su poder, el discípulo puede abrir las puertas del templo del conocimiento mental y psíquico y entrar en él libre e inteligentemente.
Este Principio explica la verdadera naturaleza de la energía, de la fuerza y de la materia, y el cómo y el por qué todas están subordinadas al dominio de la mente. Uno de los antiguos Maestros escribió hace ya mucho tiempo: "El que comprenda la Verdad de que el universo es mental, está muy avanzado en el sendero del adepto". Y estas palabras son tan ciertas hoy, como cuando fueron escritas. Sin esta llave maestra el adeptado es imposible y, por ello, el estudiante que no la posea, llamará en vano a la puerta del Templo.
Por ejemplo, cuando pensamos, de nosotros emana una corriente magnética semejante hasta cierto punto a un rayo de luz hasta el alma de las demás personas ejerciendo sobre éllas influencia, aún así los individuos estén separados por largas distancias.
Un pensamiento fuertemente proyectado vencerá por su gran potencia la resistencia que instintivamente oponen muchas almas a las impresiones que les vienen de afuera. Pensamientos intensos y repetidamente proyectados en la misma dirección, acabarían por penetrar donde una sola onda fuera repelida. Los pensamientos ajenos ejercen sobre nosotros una influencia mucho mayor de lo que podemos suponer.
Debemos saber que los pensamientos son cosas, vale decir, tiene cuerpo, tienen masa, al salir de nuestro cuerpo mental adquieren vida, personalidad, son una entidad que entra a funcionar según la dirección que le hemos dado, con el color y la tonalidad que le hemos adjudicado en el momento de emitirlo. Así como un microscopio nos pone en contacto con todo un mundo invisible para nuestra vista normal, un mundo insospechado para el hombre sin estudios; así mismo podría inventarse en el futuro un aparato que vea y hasta fotografíe la forma y color de nuestros pensamientos.
Nosotros, metafísicamente, dividimos los pensamientos en dos clases: positivos y negativos. Los pensamientos positivos siembran en nuestro subconsciente un semillero maravilloso y esas vibraciones luminosas que salen de nuestro cuerpo mental van a tocar las mentes del prójimo, estimulándolas en el sentido positivo. Es muy importante saber que con la mente gobernamos las células de nuestro cuerpo. El cuerpo físico manifiesta salud, belleza y energía, que es lo que ocurre en nuestro cuerpo mental, como si fuera un espejo.
Los pensamientos negativos, por el contrario, son opacos, de bajas y sombrías tonalidades, afectan adversamente a todos los que los reciben y a quienes los emiten. Contribuyen a rodear al individuo de una atmósfera siniestra, pesada, que entorpece y restringe su evolución ascensional en todo orden, lo vuelve una persona desagradable, antipática, indeseable, da a su fisonomía una expresión amarga que lo afea, aleja de sí los afectos, lo hacen un neurasténico crónico, porque crea lo que llamamos un egrégor negativo, un ente con vida, que le pertenece y se hace su inseparable compañero; que trata de tentarlo sembrándole cada vez más pensamientos depresivos que lo van enervando. Esto es, evidentemente, lo que ocurre con este tipo de pensamientos.
Tal como piensas, así eres. El que llena su vida de pensamientos enérgicos, muestra energía en ella. El que nutre su vida de pensamientos generosos, será generoso. El que piensa con valor, manifestará valor. Tanto el valor como el miedo son actitudes mentales. Por eso es que se dice que somos los arquitectos de nuestra propia estructura. La mente crea, tiene el poder creador, allí se manifiesta la Presencia Divina en nosotros, como Inteligencia Creadora. De aquí este axioma metafísico que afirma todo es mente, lo que piensas se manifiesta.
Vivimos en un universo mental creado por el Omnisciente. Todo lo que el hombre va descubriendo y trayendo a la manifestación, ya existe en potencia en la mente divina. Ningún individuo "inventó" nunca nada, hay sólo un gran inventor, sólo un gran Creador, Dios Omnisciente. Él pensó el universo y al descargar esa energía, la energía, que es materia, tomó forma. El ser humano, como hijo de Dios, hecho a su imagen y semejanza, también es creador en su mente, pero el hombre recibe las ideas por infusión divina, esto es: Dios le envía un rayo de luz cuya fuerza estimula en el hombre la función de pensar. Respetando, no obstante, el libre albedrío.
El ser humano tiene una mente inquisitorial, siempre anda buscando, tratando de descubrir algo, usa el razonamiento y, por medio de éste, bien dirigido, ha obtenido cosas grandes e importantes. Somos colaboradores con nuestro Dios Padre-Madre, sintonizando nuestras mentes en amor y bien, ya que amor e inteligencia son los componentes de la sabiduría. La sabiduría no se equivoca nunca, jamás trabaja para el mal. La mente sola es fría, analítica, usada sin amor es un arma de doble filo, puede orientarse hacia el bien o hacia el mal. Orientada buscando el bien, nos ha dado confort, adelantos científicos como la medicina moderna que intenta aliviar los dolores de la humanidad, grandes progresos tecnológicos de todo tipo, como esta misma página computacional que nos mantiene unidos a tanta distancia, etc. Su orientación al mal, en cambio, nos ha llevado a guerras, bombas atómicas, ojivas nucleares diseminadas por el planeta, uso de armas químicas, etc. Estando en posesión de este conocimiento, tenemos la libertad que Dios nos ha otorgado, de orientar nuestros pensamientos en forma positiva o negativa. Lo que sembremos, eso cosecharemos. No es difícil la elección. La mente contribuye al éxito del individuo o a su fracaso. La fe es también una actitud mental. La mente lo maneja todo.
Alergias nerviosas, alta tensión, afecciones cardiacas o hepáticas, insomnio, cáncer, infinidad de malestares, son producidos por pensamientos negativos, temor, ambición, envidia, resentimiento, complejos, tristeza, fracaso. Esa es la cosecha de una mente no positiva.
Por el contrario, una mente positiva estimula al individuo abriéndole las puertas del éxito. Quien tiene confianza en sí mismo, llega donde se propone, si busca el camino inteligentemente actuando con fe, entusiasmo y bondad.

¿Quieres triunfar?

Cambia, entonces, tu tono mental, tiñe tus pensamientos de color rosa, hazte una persona agradable, cuya compañía todos deseen.

¿Quieres curarte?

Deja de lado los colores opacos en tu mente. Bota afuera todo lo que te estorbe y te moleste. Piensa amorosamente de todo el mundo. Mira todo con los ojos de Cristo.

FLOR DE LIZ SIMBOLO DE SANACION

SÍMBOLO DE SANACIÓN

La Nueva Rejilla de LUZ

La Nueva Rejilla de LUZ
La tierra Arco Iris